La bodega se localizaba entorno al hogar familiar, en la parte baja de la casa o en un inmueble cercano. Son bodegas relativamente pequeñas, acorde a la producción y al tamaño de las parcelas. Solo los mayores viticultores, dueños de las grandes explotaciones, poseían una considerable bodega.

Estos son algunos de los envases utilizados por los herreños para almacenar o transportar el vino:

• El Bocoy, con capacidad de 600 hasta 1000 litros, de madera de roble.
• La Pipa, con capacidad de unos 450 litros, de castaño o roble.
• El Medio, con capacidad de unos 400 litros, de castaño o roble.
• La Barrica, con capacidades variables, entorno a los 200 litros, de castaño o roble.
• El Barril, con capacidad de 32 litros, de castaño o roble.
• El Garrafón, con capacidad de 16 litros, de cristal o madera.
• El Galón, de 8 litros, de cristal.
• El Barrilote o barrilotas, de 1, 4 y hasta 8 litros, de madera de moral.

Las labores que se realizaban en la bodega son las siguientes:

• Lavar los envases vacíos.
• Preparar el envase.
• Colocar los envases en la bodega.
• Desinfectar el envase con mechas de azufre.
• Llenar los envases de mosto.
• Poner el vino en limpio, separar el vino de los restos de fermentación (las madres), mediante su transvase a otro envase vacío y limpio.

También, las bodegas ejercían de anfitrionas cuando el propietario invitaba a un vasito de vino al visitante. En ella, se manifestaba la singular idiosincrasia y hospitalidad del herreño.